29 Nov ¿Controlas tus mentiras?
La Fotografía, Realidad de «la Parte» Mentira de «el Todo»
Cuando hacemos fotografías nos gusta capturar escenas impactantes y mostrarlas, porque eso alimenta nuestro ego, al ver como aumenta nuestra capacidad creativa, buscamos expresividad y emotividad en la composición o en el color, en ritmos y contrastes de fuerza en los elementos, o cualquier acción u omisión que agite los valores emocionales internos propios y del receptor, pero…. ¿entendemos lo que hacemos? o lo hacemos sin pensar ni analizar, porque simplemente actuamos porque otros lo hacen y es más fácil y rápido actuar por imitación.
En el Habla, la lectura y escritura actuamos a través de patrones de conducta aprendidos, aunque eficaz, no podemos decir que es perfecto, porque eso nos puede llevar a un fallo en la comunicación y si en la comunicación verbal te encontrarás con multitud de casos, imagínate en la comunicación visual, donde la imagen está dotada de múltiples significados denotativos y connotativos en función de los elementos que les rodean. Con la imagen de un caso real como la que hoy expongo espero se entienda algo mejor lo que intento revelar en este artículo.
Seguro que habrás visto esta dramática imagen alguna vez, ya que ganó el premio pulitzer en 1994. Su autor era Kevin Carter, digo era porque se quitó la vida al no soportar las presiones mediáticas a causa de esta fotografía que le hizo pasar al olimpo de los fotógrafos, pero no como a él le hubiese gustado.
Kevin Carter era un reportero gráfico que su trabajo era narrar los horrores de la guerra, pero un día, en una escala antes de volver a Sudáfrica, donde esperaba junto a un campamento de ayuda humanitaria de la ONU, fue donde contempló y cautivó la escena que condicionaría su destino. La imagen recorrió el mundo, pero el mundo le persiguió como a un ser despreciable e insensible cegado por la vanidad y la egolatría de superponer el éxito personal como fotógrafo por encima de los valores de humanidad, todos se preguntaban que ser insensible era capaz de estar sentado haciendo fotos a un niño moribundo ante la mirada atenta de un buitre esperando la hora de su festín.
Pero muy poca gente se ha preocupado en saber sobre la realidad narrativa de la imagen; la imagen representa un contraste muy fuerte de valores vitales, el valor connotativo de un buitre hace someter la visible debilidad de un niño haciendo pensar que se encuentra en su lecho de muerte, que es lo que hizo pensar a todo el mundo, porque la capacidad narrativa de una imagen está determinada por la tensión de fuerzas entre lenguaje denotativo y connotativo de todos los elementos de una escena concreta, sin embargo, en eso también radica la mentira de la fotografía, ya que una fotografía es una “Parte” del “Todo” y el fotógrafo hace uso habitual de la parte como proceso de creatividad, sin llegar a pensar que interviene en el sesgo de la información real, creando tensión entre “Creatividad y Mentira” (de ello también hablaré en otro artículo).
La realidad marcada por «el todo», es bien diferente a la de «la parte», ya que el niño se encuentra defecando, por otra parte, algo muy habitual debido a las bajas condiciones higiénicas que provoca constantes diarreas haciendo mella en su nutrición, aunque la fotografía solo muestra al niño y al buitre, están dentro del poblado, rodeado por multitud de gentes de su aldea, que en ese momento se encuentra recogiendo los alimentos que reparten las Naciones Unidas, además de otros reporteros y voluntarios de Naciones Unidas. En la imagen pasan desapercibidos detalles al ojo del mal lector, como es la pulsera que lleva el niño en la muñeca, que es una pulsera blanca que pone la ONU a los niños para tener control sobre la vacunación, alimentación, etc..
El Aficionado, incluso el Profesional de la Fotografía, en muchos casos se deja arrastrar sobre improntas de composición, dramatismo, expresividad o experimentación de la imagen, como exacerbación de su capacidad creativa, sin llegar a entender ni manejar el lenguaje visual. Esta es la gran baza de la imagen fotográfica, el lenguaje y su capacidad comunicativa, para no quedarse en la teatralidad más estética de la composición.
……Luis Cobo Limiñana
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